Los grandes clubes deportivos de Europa son entornos de máxima exigencia. El triunfo no es sólo una demanda, sino también una necesidad. Las trayectorias de los equipos pasan sus exámenes particulares a final de temporada, y hemos visto como este curso ha estado marcado por grandes éxitos y fracasos. En el primer grupo podríamos incluir sin duda al Liverpool de Jürgen Klopp. El entrenador alemán ha otorgado una gran personalidad a su equipo, sabiendo sobreponerse a situaciones críticas, como la remontada en la Champions League ante el Barça cuando todo parecía perdido. En la Premier League también ha mantenido una regularidad digna de elogio, con un fútbol altamente competitivo y sabiendo exprimir las capacidades de cada uno de sus hombres. Sólo el magnífico City de Pep Guardiola, uno de los otros triunfadores de esta temporada, ha podido frenar su trascendencia en el ámbito inglés. El de Santpedor ha ganado el triplete de títulos nacionales, y se ha erigido como líder indiscutible de una generación de futbolistas. El catalán está dejando una gran huella en el territorio inglés, y sus equipos siguen siendo totalmente reconocibles por su estilo y la aplicación en profundidad del juego de posición.
En la otra cara de la moneda encontraríamos a Ernesto Valverde. El técnico del Barça se ha mostrado como uno de los grandes derrotados de este año. Su impotencia táctica mostrada en la eliminatoria ante el Liverpool ha sumido al entorno azulgrana en una depresión anímica que se hizo tangible en la final de la Copa del Rey, donde cayó derrotado ante el Valencia. La personalidad y la psicología de un entrenador se manifiestan en las situaciones de adversidad, y Valverde no ha sabido cómo gestionar una entidad que se le ha quedado grande.
Como siempre, después de una gran derrota, aparecen rumores relacionados con la continuidad de los técnicos. A pesar de que Bartomeu ya ha ratificado su apoyo al actual técnico del Barça, los rumores relativos a una posible sustitución no han cesado. La opinión pública mayoritaria del entorno azulgrana -y sobre todo de sus seguidores- pasa por la destitución del técnico. Sólo hay que ver las publicaciones oficiales del equipo en las redes sociales, con miles de respuestas que exigen su despido. Si el presidente optase por una destitución, son muchos los candidatos que optan a ocupar su lugar como podemos comprobar en la quiniela publicada por la web Oddschecker. Entre los nombres podemos ver a Massimiliano Allegri, Antonio Conte o incluso Thierry Henry. La lista es infinita.
Hoy queremos destacar dos nombres, dos entrenadores que tienen un estilo de juego muy definido y que podrían encajar en el perfil de nuevo técnico azulgrana: Robert Martínez y Ronald Koeman, dos hombres relacionados con el entorno del Barça. El primero por su condición de catalán, y por haberse definido en más de una ocasión como amante de Johan Cruyff; el segundo por su condición de mito y leyenda barcelonista. En el Barça se necesitan entrenadores con personalidad que puedan aguantar la presión y la exigencia de uno de los entornos futbolísticos más complicados del panorama internacional. Veamos pues, cuáles son las características del juego de los dos técnicos.
El primero de esta lista es Bob Martínez. El técnico catalán hizo brillar a la Selección Belga en el pasado mundial. Su trayectoria lo define como un técnico amante del fútbol ofensivo. Nacido en Balaguer, su vida ha estado relacionada con el fútbol desde que era muy pequeño. En más de una ocasión se ha reconocido como amante del fútbol de Cruyff, aunque lo ha aplicado con algunos matices. Recordaría algo al estilo de Luis Enrique, con el control de la pelota cuando hay que controlar los tempos, pero con contragolpes fulgurantes cuando el contexto lo demanda. Las formaciones que ha aplicado sobre el terreno de juego son variadas, aunque uno de sus sellos es la aplicación de tres defensas. Así lo hizo en el pasado Mundial, con Vertonghen, Alderweireld y Vermaelen como referentes. El uso de dos carrileros profundos ayuda a la creación de juego ofensivo, pero también posibilita defender con cinco defensas -tres centrales y dos carrileros- si la situación es adversa. En el Everton aplicó un modelo de cuatro defensas, con sólo un punta como referente: Lukaku. Se trata de un entrenador bastante camaleónico que dispone de muchas variantes tácticas. Si analizamos su papel en el Everton y en Bélgica, vemos como el 3-4-2-1 sería su esquema predilecto. Tres defensas y un punta.
El segundo nombre que hemos mencionado ha sido el de Ronald Koeman. El técnico holandés es también uno de los candidatos a ocupar el banquillo. Actualmente es el seleccionador holandés, y tiene entre sus filas a dos nombres que han sido relacionados con el Barça: de Jong y de Ligt. El primero es ya futbolista azulgrana, y el segundo tiene pinta que lo será en las próximas semanas. Koeman es un mito y referente de la historia del Barça, suyo fue el gol que hizo campeón al equipo en Wembley, logrando así la primera Copa de Europa de la entidad. Como técnico, destaca por su apuesta por la juventud y el talento, tal como se está viendo en el combinado nacional holandés. Como mejoras tácticas que ha implementado en relación a su predecesor, Dick Advocaat, destaca la aplicación de un sistema basado en tres centrales. Un movimiento muy similar al que ha aplicado Robert Martínez en la selección belga. La implantación de un sistema 3-5-2 o 3-4-3 posibilita una presencia mucho más notable de las bandas. Hay que tener las piezas adecuadas para implementar este esquema, y Koeman las tiene con Hateboer y van Aanholt. El técnico holandés también es bastante camaleónico, y en los últimos partidos, como por ejemplo en la derrota ante Alemania el pasado mes de marzo, Koeman optó por un 4-3-3 muy similar al que suele aplicar el Barça en sus partidos. Con de Jong en el rol que suele ocupar Sergio Busquets.
Habrá que esperar y ver si los rumores relativos a la destitución de Valverde se materializan, en situaciones críticas se necesitan decisiones valientes. Mucha gente demanda un cambio de rumbo en la dirección deportiva azulgrana después de haber perdido el brillo que convirtió el equipo catalán en un referente mundial. Los años de Messi se acaban y veremos si el jugador argentino consigue nuevamente un esquema propicio que potencie sus capacidades asociativas sobre el terreno de juego, que sea una pieza más y no sólo el faro que ilumina todas las oscuridades que monopolizan el actual juego azulgrana.