Una vez que tenemos analizadas las características de nuestros jugadores, escogido el modelo de juego que queremos representar, seleccionado la estructura funcional, llega ese momento de poder jugar con la capacidad de flexibilidad del sistema, la capacidad de las relaciones interlineales e intralineales y el conjunto de variantes que quieras introducir del sistema matriz, con el objetivo de sacar un mayor rendimiento a tu puesta en escena futbolística y también para tener una mayor capacidad de combatir y neutralizar al rival.
Os dejo con este ejemplo de Enric Soriano, en el que, a través del sistema 1-3-4-1-2 nos habla sobre las interacciones posibles, bajo las diferentes estructuras del juego.